Las aguas bravas del Tormes, a su paso
por el Puente Congosto,transforman el paisaje
en esculturas de piedra, que en un
verano sin lluvias emergen de su cauce.
y enigmáticas que hablan de la historia del
Tormes desde tiempos remotos.
Son las huellas que graba en su camino a 950 m. sobre el nivel del mar
Cuando caiga la noche en mi sueño de agua, no me interrumpas. Estaré buscando una orilla.
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